sandillejas botadas     Hace años atrás, en el marco de un proyecto SERCOTEC, asesorando a pequeños agricultores, me encontré con un particular paisaje. Decenas de enormes sandías yacían al sol, como no importándole a nadie, ¿cómo podrían perderse esas hermosuras? – me dije. Entonces me acerco a la agricultora y le digo:

 

– “Disculpe, ¿por qué tiene esas sandías ahí botadas a pleno sol, no se las comerá?” – Ella me mira entonces sonriendo y responde – “esas son sandillejas, no son sandías. Otro que vuelve a caer” – murmuró risueña.

 

– “¿Qué son qué?” – pregunté curioso.

 

– “Son sandillejas, como unas malezas que salen siempre entre las sandías, nadie las siembra y aparecen todos los años, no sé cómo sacarlas”.

– “Pero, ¿no se comen?, se ven tan grandes y apetitosas” – consulté ingenuo.

 

– “Son duras” – me dijo – “no sirven para comer, aunque la gente antes creo que hacía dulces” – respondió insegura.

 

fruto sandilleja     Entonces deduje: si alguien alguna vez las usó, deben servir para comer, y esa es razón suficiente para mantenerlas en los campos.

 

– “¿Sabe usted quién usaba estas sandillejas?” – le pregunté.

 

– “Unas señoras de más arriba” – me aseguró.

 

     Días después volví a subir al interior del valle y comencé a entrevistar a personas de avanzada edad. Todas parecían conocer la sandilleja; me decían que se hacían unos dulces mejores que los de alcayota, que la gente antigua la usaba mucho, pero todos me decían que ya estaba desapareciendo. Esa información bastó para saber que ese cultivo tenía que recuperarse. Volví entonces donde la agricultora, esta vez, en busca de mi sandilleja.

 

– “Buen día” – le dije, y luego entre conversaciones técnicas le dije – “¿sabe qué? el otro día quedé cruzado con esto de la sandilleja, ¿me podría dar una?” – Entonces ella sonriendo, me responde automáticamente –“lléveselas todas si quiere, yo no las uso”.

 

     Parecía que el hecho de que este cultivo le quitase espacio a sus sandías le provocaba cierto malestar. Entonces me desafía y me dice – “trate de partir una” – Pensando que sería una tarea sencilla, la levanté y la dejé caer sobre una piedra y ni siquiera crujió, curioso al máximo, la azoté una y otra vez sin conseguirlo. Recurrí entonces a un gran cuchillo y, luego de mucho esfuerzo, al fin pude ver su pulpa verde amarillenta y compacta. Pesaban entre 16 a 23 kg, pero eso no fue problema, las levanté una por una y me las llevé cerro arriba para cargarlas en el vehículo, mientras la agricultora sonriente, y en cierta manera feliz, me despedía a la distancia, como si le hubiese hecho un gran favor.

 

sandillejas fruto huerta     Comenzó entonces el proceso de recuperación, reunimos el máximo de información sobre ella, diversas recetas para prepararla, combinada con nueces, la preparamos, la degustamos y definitivamente es uno de los mejores dulces que hay.

 

     Otros agricultores la usaban para evitar el robo, ¿cómo sería esto?, sencillo, las sembraban en los bordes de los sandiales y cuando alguien iba a robar lógicamente sacaba los frutos más grandes, lo que ellos no sabían era que los más grandes siempre eran de sandillejas. Bueno, llegaban a casa felices del logro y al intentar partirlas, comenzaban las desilusiones, luego el color, luego el sabor, bueno, no sabían qué tipo de sandías serían, pero no valía la pena seguir robándolas.

 

     En diversos días de campo se comenzaron a entregar las semillas a los agricultores, las recetas comenzaron a socializarse, a compartirse, y aparecieron usos innovadores, que parecían graciosos pero que mostraban las bondades de este particular cultivo. Es así que algunos agricultores, antes de comerlas, las usaban para sujetar los plásticos o las mallas térmicas en sus terrenos sin piedras.

 

     Luego nos enteramos que están presentes también en Argentina y que en África, su lugar de origen, las usan como fuente de agua, ¿cómo es eso?. Bueno, al estar compuestas en más de un 90% por agua y durar meses o años, si se mantienen sin golpes, cuando falta agua, se parten y se ponen en el campo, donde rápidamente llega el ganado a consumirlas como fuente de este vital recurso.

 

     Debe consumir mucha agua se dirán algunos, pues no, al contrario, esta especie es absolutamente eficiente en el consumo de agua, de hecho se pasman con su exceso, crecen en los bordes de las huertas, en quebradas, con muy poca agua, por lo tanto es una excelente opción alimentaria para sectores que presentan poca disponibilidad de este vital recurso.

 

devolucion sandilleja     Al año siguiente de repartir semillas, los resultados comenzaron a verse. La madre de uno de los agricultores, una reconocida vendedora de mermeladas, decidió probar este nuevo sabor ya que su hijo cosechó gran cantidad de sandillejas. Hoy su demanda ha ido en aumento y se solicita tanto como la de damasco, así mismo son muchas mujeres las que trabajan la sandilleja para dulces. Como decían sabiamente los ancianos, la mermelada de sandilleja resultó ser una verdadera delicia.

 

     Hace años atrás llegaron de visita a la Región de Atacama algunas comunidades aymaras de la Región de Tarapacá, a quienes se les presentó el cultivo. La gracia y curiosidad que ocasionó entre algunos de ellos ver una sandía lanzada por los aires sin romperse permitió que se comprometieran a rescatarla y protegerla. Fue tanto así que solo cinco meses después, uno de los agricultores me recibía en plena Pampa del Tamarugal con una sandilleja de más de 20 kg, que contenía más de 800 semillas, aunque él solo recibió dos semillas. Además inventó un jugo natural que mezclaba algunos frutos tropicales como maracuyá y usaba la sandilleja para darle cuerpo, en pocos días el jugo causó furor. La especie se adaptó automáticamente a suelos y climas sin ningún proceso adaptativo previo.

 

     Otro ejemplo importante fue en la cocina tradicional de Zunilda Lepín, quien decidió hacer conservas con la sandilleja, la cual quedó maravillosa según todos quienes la probaron. Además hizo jugos que encantaron a todos aquellos que la visitan a su prestigioso restaurant.

 

     Hoy vemos en diversos campos a esta particular sandía, ya no es una maleza molesta, ya no es un problema para los agricultores, porque no solo recuperamos una semilla, sino que también recuperamos el conocimiento tradicional en torno a ella, lo cual le dio identidad, valor y permanencia. Hoy nos alegra verla crecer por diversos campos a lo largo del país, como una alternativa alimentaria y comercial para la agricultura familiar.

 

     La sandilleja es un fruto noble, su data en el Valle del Huasco supera fácilmente los 100 años, no tiene plagas ni enfermedades, se adapta a la sequía, a las sales, a cualquier suelo y se conforma con un pequeño espacio de nuestra huerta, en especial en los bordes, para que su vigoroso follaje no afecte a sus cultivos vecinos.

 

     La sandilleja hoy ha sido el centro de atención de diversas actividades y trafkintus desde norte a sur y siempre consigue engañar a los demás, “¡oiga que bonita la sandía!”, “¡oh que sandía tan grande!”, “¿cómo puede tener sandías en julio?”. En fin, ya estamos acostumbrados a su presencia, a lo que provoca en quienes la ven por primera vez, a las risas y sorpresas que ocasiona cuando alguien asume el desafío de partirla, o al menos el desafío de intentarlo.

 

 

Relator: Esteban Órdenes

Equipo Biodiversidad Alimentaria

 

 

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